miércoles, 15 de febrero de 2017

VENEZUELA|Comer alimentos descompuestos generará enfermedades y epidemias


Convertir a 8 de cada 100 venezolanos en indigentes es el mayor desastre estadístico registrado entre los records negativos del actual gobierno.
La gente ya no busca alimentos en Mercal sino en la basura. 2,5 millones de venezolanos no tienen otra opción que comer alimentos desechados.
Todos los días a partir de las 5 de la mañana comienzan a hacerse largas colas de familias enteras frente a los 2 “conteiner” grandes de basura de color verde que bordean la circunvalación 2 en el sector Zapara 1 al norte de Maracaibo.
La razón es que a esa hora comienzan a descargar bolsas de desechos los camiones de los restaurantes aledaños de comida rápida, la zona gourmet, las cadenas de supermercados y los mercales de los barrios cercanos.
Al principio todo es ansiedad y los gritos se hacen evidentes desde muy temprano entre los edificios, pero poco después comienzan a organizarse, buscan la manera de que alcance para todos y hasta de guardar para más tarde. Hay que pasar mucha hambre para entenderlo.
La gente que transita desde sus vehículos se quejan porque las bolsas que quedan desparramadas van ganando espacio a las aceras, calles y avenidas convirtiendo la ciudad en un relleno sanitario enorme con zamuros sobrevolándola antes de las 8 de la mañana. Es un retrato de hambre y miseria que se repite de cuadra en cuadra hasta alcanzar todo el país con una normalidad espantosa.
Según el último estudio realizado por la Universidad Católica Andrés Bello, 2,5 millones de venezolanos, un 8% de la población, no tienen otra opción que comer alimentos desechados ante la escasez de alimentos, la pobreza aguda y la grave crisis hiperinflacionaria que carcome la economía del país, convirtiendo a buena parte de los ciudadanos en indigentes.
El record Maduro: pobreza extrema en 35% y dale
El sociólogo y director del centro de estudios económicos y sociales de la UCAB, Luis Pedro España, califica como escandaloso que 8 de cada 100 venezolanos comiencen el día con una batalla por la basura. Señala que la pobreza extrema en el país está en el orden del 35% pero va en aumento.
Considera que la falta de comida, la escasez de medicinas y la debilidad física de los niños y adolescentes, sean las principales causas de ausentismo escolar en un país que aún nos negamos a ver.
La sociólogo y profesora de LUZ, Natalia Sánchez, revela que bajo ningún concepto de normalidad puede considerarse justificable el hecho de que cada vez haya más población alimentándose de la basura, una situación que se repite diariamente en uno de los países petroleros con mayores oportunidades de crecimiento y progreso hasta hace unos años.
“Ningún venezolano consideraría justificable este acto, al contrario lo reconoce como una disfunción de la forma como se viene administrando o conduciendo el país. Creo que todos tenemos una historia de hambre cercana y cada vez que vemos a alguien desconocido hurgando la basura esa historia se activa, la recordamos, nos vemos como nunca antes reflejados en una tragedia que es común, nos incluimos en un colectivo que es víctima. Un 8% de la población revisa la basura a diario para comer, pero cerca del 90 % sufrimos ese acto porque nos hemos empobrecido también”.
Sánchez señala que las universidades están midiendo y estudiando el fenómeno pero el gobierno no, porque prefiere esconderlo o ignorarlo.
En las últimas intervenciones sobre el tema social, a propósito del hambre, el presidente Maduro insiste en que la pobreza ha disminuido en 4,7% en cumplimiento con el mandato de Chávez de erradicarla gracias al plan del socialismo del siglo XXI. Dice que lo está logrando basándose en un sistema de racionamiento denominado bolsas Clap y en la política de apartheid que desarrolla a partir del carnet de la patria. Por el contrario importantes firmas como el FMI, el Banco Mundial, Bank of América, estiman una caída de la economía entre 6 y 8% y una inflación de 2.000% para el 2017, inédito en la historia mundial.
La indigencia infantil de la patria
El sector más golpeado por la miseria son los niños. En cualquier parte del mundo son el futuro, pero en Venezuela el futuro se desmaya en clases porque no tiene que comer.
Los niños venezolanos no van a clases porque se quedan pidiendo a las puertas de las panaderías, los supermercados o semáforos sin ningún tipo de vergüenza ni pudor. Ya no piden limosnas, sino comida. Algunos son sostenes de sus propios hermanos menores. Ingresan a los restaurantes y piden un pan, un tequeño o lo que puedan llevarse rápido a la boca. Es la indigencia infantil de la patria que sustituyó al niño de la calle, por los que Chávez apostó cambiarse el nombre si no erradicaba el problema.
En Venezuela los datos de indigencia tienen casi 4 años que no se actualizan, sin embargo se prevé que la situación se ha acentuado desde mediados del 2016.
La pobreza por ingresos subió a 76 % según última encuesta de condiciones de vida (Encovi),  mientras la canasta básica aumentó a 433,9%, sufriendo más de 153 aumentos en los últimos 5 años. Ningún ingreso por salario es capaz de adquirir la canasta básica alimentaria.
En 3 meses se perdieron 700 mil empleos. Entre quienes conservan el trabajo aumenta el número de personas que solo pueden comer ó pagar un techo para dormir y protegerse en uno de los países más peligrosos del mundo.
A pesar de las denuncias que califican la crítica situación como la mecha para una explosión social anunciada, el gobierno hace caso omiso a los indicativos reales sobre miseria, hambre y abandono, e insisten con cumplir los envíos de petróleo a Cuba, unos 100 mil barriles diarios, a una isla que no consume ni la cuarta parte de esta entrega que desangra el país y que convierte a la dictadura castrista en poderoso exportador de petróleo.
El presidente de la Fundación Arturo Úslar Pietri, Antonio Ecarri, alertó que el 95 % de los venezolanos sufre un estado de malnutrición, lo que significa que el país se enfrenta a un cáncer que crece de forma acelerada, incluyendo sectores de la clase media profesional que ya fueron alcanzados por esta tragedia.
“Comer de la basura no es ninguna excentricidad, comer de la basura es comer comida descompuesta, en mal estado. Es comida que va a generar muchas enfermedades y epidemias”.
Ecarri considera que las consecuencias sanitarias de la era chavista liderada por Maduro van a generar graves consecuencias a la población en materia sanitaria.
Lo lamentable es que ya la gente no busca alimentos en Mercal ni en Pdval sino en la basura, mientras los empresarios del gobierno continúan recibiendo un dólar a 10 bolívares para importar productos que venden en bolsas Clap a precio de dólar negro, entre 10 y 12 mil bolívares, para la militancia revolucionaria.

Dámaso Jiménez|@DamasoJimenez
Fotos: @fotografobauer

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