jueves, 27 de agosto de 2015

Maduro pasa de Bolivariano a Nazi y provoca un éxodo de Colombianos

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Tres militares venezolanos heridos supuestamente por paramilitares colombianos fueron la excusa para que el Presidente Maduro cerrara la frontera con Colombia y decretara el Estado de Excepción, todo acompañado de una brutal campaña en la que se están deportando de forma exprés a miles de Colombianos que estaban viviendo en el lado venezolano de la frontera en una escalada xenófoba nunca vista en la región.
Si es cierto, en la larga y porosa frontera de 2.000 kilómetros entre Colombia y Venezuela operan desde hace décadas numerosas bandas criminales. En las ciudades cercanas a las frontera operan  las bandas criminales de turno, Águilas Negras, Rastrojos, y Urabeños, bandas herederas del antiguo paramilitarismo colombiano que ya sin careta operan cómo lo que son, Bandas Criminales cuyo único objetivo es el enriquecimiento. En las zonas de campo, el control es de la denominada guerrilla colombiana, que en el lado de la frontera Venezolano ha tenido desde la consolidación de Chávez en el poder un santuario. Puras y simples organizaciones mafiosas.
Hoy, de las antiguas reivindicaciones políticas de los paramilitares de la época disfrazados ideológicamente de extrema derecha, ya no queda absolutamente nada. Los Mancuso, Castaño, Jorge 40 y otros jefes del paramilitarismo colombiano están o bien muertos o presos en los EEUU. Pensar que las bandas criminales herederas de las estructuras paramilitares tienen un objetivo político en Venezuela y pretenden desestabilizar el gobierno Colombiano es similar a pensar que Portugal está planeando invadir España. Un inventó que hace tiempo caducó.
Los colombianos no son los únicos grupos mafiosos que operan en la frontera. Los desequilibrios de la economía bolivariana Venezolana hacen que el contrabando de gasolina inunde la región. Un negocio mucho más rentable hay en día que el propio tráfico de drogas. Para que mover drogas cuando en Venezuela puedes comprar un litro de gasolina a 1,5 cts y venderlo en Colombia por 100 veces más. Incluso el cártel de Sinaloa en México se está abasteciendo con la gasolina casi gratuita venezolana. Algo que lleva sucediendo durante años.
Sin embargo toda actividad criminal masiva, y masiva es la actividad criminal en la frontera entre Venezuela y Colombia, comporta un cierta coordinación con la fuerza pública. En la frontera entre Venezuela y Colombia la mafia más poderosa es la Guardia Nacional Bolivariana, creada por el gobierno Venezolano y que opera bajo su protección con total impunidad.

Maduro crea un drama humanitario

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Acechado por una economía en descomposición, sin dólares con los que poder regar la compra de votos a Maduro le toca realizar la clásica jugada de buscarse un enemigo externo con el que poder cerrar filas y distraer al personal. Con EEUU y Cuba abrazándose, el blanco fácil y es la enorme comunidad de Colombianos que vive en Venezuela.
Cierre de frontera, Ley Marcial y caza de brujas. Los testimonios que nos llegan de la frontera son simplemente espeluznantes. Los colombianos al lado de la frontera Colombiana están siendo simplemente robados, maltratados y expulsados en masa, con niños separados de sus familias. Muchos denuncian que la Guardia Nacional Bolivariana no les da tiempo ni a identificarse ni demostrar que están legalmente en Venezuela.
Os dejamos el testimonio de un niño de 12 años de edad, uno de los peligrosos paramilitares expulsados por Maduro:
El niño que nació en Venezuela dice que a su casa llegaron militares venezolanos que lo acusaron de ‘paraco’ y de que su papá era guerrillero
“Le damos dos minutos para que se largue de la casa o le damos un balazo (…) Me dijeron chino usted es un malparido paraco, quién es su papá, su papá es un guerrillero y yo le dije mi papá trabaja es en construcción y me dijeron corra y no se gane un balazo”
Relata que luego de salir corriendo de su casa vio como fue derrumbada, su familia llevó sus pertenencias a la casa de una tía que es venezolana, pero dice que ojalá esa casa no la derrumben porque a pesar de ser venezolanos tuvieron que también salir corriendo.
Así como este son miles los casos de colombianos que aseguran que están recibiendo maltrato en Venezuela por sospecha de que sean paramilitares.
Otro caso que se conoció fue el de un hombre que entre llanto cuenta que tuvo que cruzar por una trocha entre disparos que hacían los militares venezolanos.
“Llegan a las casas y no respetan por ser colombianos. Sí son anti-colombianos, el Gobierno de Maduro que no venga a decir que no (…)”
Mirad del testimonio de esta mujer en el vídeo a partir del 2:40
O este otro de esta pareja que fue expulsada de Venezuela (con la mujer llevando 22 años viviendo Venezuela) y que han sido separados de sus hijos
Ver cómo la Guardia Nacional Bolivariana se lanza casa por casa bajo el amparo de la Ley Marcial, intimidando, amenazando, maltratando y marcando con pintura con una R (de Revisado) o una D (D de demoler) las casas nos recuerdan a escenas de otros lugares y otros tiempos. Huele a la  Alemania nazi, respira xenofobia por todo los poros y es un atentado a los derechos humanos en toda regla.
Está imagen dantesca lo dice también todo:
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Decenas de Colombianos huyendo con lo que pueden cargar de sus pertenencias y cruzando la frontera por un río para escapar de las violaciones y amenazas de muerte  a los que los está sometiendo  la Guardia Nacional Bolivariana. No hace falta explicaros que si está gente fueran unidades paramilitares colombianas, con 20 años de experiencia en combate a sus espaldas, las unidades de la Guardia Nacional Bolivariana ya habrían huido de la zona en desbandada. Pero en realidad Maduro sabe muy bien a lo que se enfrenta su ejército. A miles de mujeres y niños con pocos recursos económicos.
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Lo que Chávez te da Maduro te lo quita

La comunidad colombiana en Venezuela es amplía, cerca de 6 millones de personas, dedicadas en su mayoría a realizar los trabajos que con el maná del petróleo los venezolanos no querían hacer. Empleadas del hogar, artesanos, carpinteros, mano de obra barata que los que Chávez acogió y convirtió en un gran bastión electoral. De las casi 700 mil viviendas construidas por el Gobierno de Venezuela para entregársela a gente de escasos recursos el 25% de los que las recibieron eran de nacionalidad colombiana residentes en Venezuela. La mayoría de ellos se encuentran legalizados en Venezuela e incorporados a los programas sociales.
Maduro ha optado ahora, a la desesperada, en convertirlos en blanco de cara a las próximas elecciones del 6 diciembre. Son mucho, pero no dejan de ser un colectivo minoritario en Venezuela sobre el cuál es fácil agitar el odio. Cómo hicieron los nazis con los judíos o Stalin con los tártaros en Crimea. Con la excusa de restablecer el orden y la paz en la frontera, mientras Caracas es la capital con más homicidios del mundo, Maduro desata una oleada de abusos de autoridad pisoteando los derechos humanos.
Tres serían sus objetivos:
1- Utilizar el odio y la xenofobia para cerrar filas bajo el mensaje de la culpa de lo que ocurre en Venezuela es de los inmigrantes colombianos. Buscar un enemigo externo y crear una amenaza siempre es una buena pantalla de humo para que tu pueblo no se fije en tu incapacidad.
2- Garantizar una reorganización de las estructuras criminales en el suculento negocio del contrabando en la frontera que quedarían así bajo el control total de la Guardia Nacional y del denominado Cártel de los Soles. Según parece el ataque a tres militares venezolanos y un civil que ha servido de excusa para tomar la decisión de expulsar a los colombianos fue en realidad una pelea entre efectivos de la Guardia Nacional Venezolana y del Ejércicio y el ataque  se produjo porque el civil que se encontraba en el coche les estaba dando la casa donde guardaban el dinero miembros dela Guardia Nacional Venezolana.
3- Testear la creación de un Estado de Excepción de cara las elecciones del próximo 6 de diciembre en aquellas zonas del país donde la oposición tiene más partidarios, tales cómo la zona cerrada de la frontera, Zulia, o la ciudad de Caracas.
Sigue sorprendiendo posición del presidente colombiano Juan Manuel Santos que impasible ve cómo a sus compatriotas se les pisotean todos sus derechos. Es cierto que la situación requiere templanza, pero una cosa es tener temple y otra muy distinta dejar que violen y aplasten cómo si fueran cucarachas los derechos de tus compatriotas. A mi ver estas imágenes me provoca náuseas.

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