sábado, 23 de mayo de 2015

No caigamos en el mismo error

Venezuela es un país de América del Sur, con una superficie casi el doble que España, y una población de unos treinta y tres millones de habitantes, aproximadamente.



La mujer venezolana o es “amasaíta” o de una belleza exuberante, unas de nacimiento y otras, la mayoría, de cirugía estética desde la más tierna juventud, ya que es la forma más rápida de conseguir salir de la pobreza. “Cartera mata galán”, dicen allí, y a la cartera le gustan las más guapas.

Las empresas españolas que se establecieron en Venezuela consiguieron alcanzar grandes beneficios rápida y fácilmente. Suprimieron la corrupción de los directivos, los despistes de empleados (letras y pagarés de 1000 se rompían a cambio de recibir 100 para el bolsillo propio), todo el mundo cobraba comisiones de todo el mundo, mecanizaron e informatizaron la administración y la gestión, y solo con eso, fue rentable la inversión realizada en su momento. Con un gran problema, no pueden repatriar los beneficios obtenidos, manteniéndolos en el país y en moneda local, que se deprecia día a día con una inflación del 60% aproximadamente durante el pasado año 2014.


Desde 1998 y bajo el caudillaje de Hugo Chávez, pasa a denominarse República Bolivariana de Venezuela. A su muerte, le sucede Nicolás Maduro que se endeuda con China, Rusia e Irán a cambio de venta a futuro de petróleo, gas y otros recursos naturales.


La situación actual está cercana al caos económico, agravada por la bajada del precio del petróleo, en la que faltan medicinas en los hospitales y los supermercados están desabastecidos hasta de alimentos básicos como el pollo, la leche, pan, huevos, azúcar o el papel higiénico. Es el segundo país del mundo más peligroso e inseguro. El diario británico The Independent ha publicado un ranking de los países más caros para vivir, y Venezuela figura en tercer lugar, solo precedido por Suiza y Noruega.




El Estímulo es un periódico total venezolano del Grupo Iguana Blue, tipo revista de temas varios, que sigue en plan francotirador políticamente hablando, y cuya lectura me facilita una de las dos antenas, amigos y compañeros profesionales, que tengo por aquellas tierras.






En su edición del 20/01/2015 dice que el intelectual alemán radicado en México Heinz Dieterich fue en su momento un cercano asesor del ex presidente Hugo Chávez. Pensador de izquierdas, a él se le atribuye el concepto “Socialismo del siglo XXI” que fuera esgrimido por el chavismo como una propuesta política supuestamente llamada a corregir los errores del pasado, para construir un modelo político y económico propio, que habría de durar muchos años.








Dieterich publica un artículo de opinión fechado el 19 de enero de 2015, que ha levantado gran revuelo entre círculos críticos de la izquierda latinoamericana y venezolana, titulado “Último Año de Gobierno Chavista”, que por su interés, resumimos (algunos párrafos textuales) a continuación:


1. Crisis terminal. La crisis económica de Venezuela se ha convertido en una crisis política terminal para el gobierno de Maduro. Maduro perderá las elecciones parlamentarias de este año y saldrá a más tardar en 2016 del poder, sea por referéndum revocatorio, renuncia o intervención militar.






Es prácticamente imposible que el oficialismo revierta este escenario. Con el 75% de la población en contra del gobierno de Maduro; con China negándose a inyectar más liquidez a una política económica idiota y suicida; con una oposición unificada para las elecciones parlamentarias y la cobardía sin límites de los gobernadores y líderes del PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela) para cambiar el rumbo del país, el oficialismo ha perdido todo poder de negociación para salvarse.


2. Economía política del debacle. La crisis terminal es resultado del fallido intento de la nueva clase política “bolivariana”, de monopolizar el poder político monopolizando el plusproducto petrolero. El Gobernador del estado Anzoátegui reconoció públicamente el 14-07-2014 esa estratagema: “El control de cambio en Venezuela no es una medida económica…, es una medida política. Porque si nosotros quitamos el control de cambio, ustedes sacan los dólares y nos tumban. Mientras gobernemos tendremos que tener control de cambio. […] Y tendremos que amoldarnos, con control de cambio, a manejar la economía”.


Su incultura, arrogancia e ideología delusional (delusional thinking) lo impidieron y llevaron la economía nacional al actual panorama desolador. Las cifras del PIB, del déficit fiscal, de la inflación, de las reservas internacionales, de la sobrevaluación, etc., describen el panorama con precisión; mientras que el precio bajo del petróleo y la incapacidad de someter mercantilmente a Arabia Saudita, Irak y Qatar, aborta las esperanzas de una pronta recuperación.


3. Se asoma el Leviatán. En su sobreestimación infantil del poder del Estado frente a la sociedad, la nomenclatura del PSUV convirtió la crisis económica en crisis política. Su receta de autodestrucción consta de tres elementos: a) no hacer las reformas necesarias cuando tenía el poder de negociación necesario; b) no entender que su mentira de “guerra económica” tenía un ciclo de manipulación efectiva limitado, como toda propaganda; c) al obligar al ciudadano a presentar documentos de identidad, registrarse, someterse a controles biométricos, conculcarle sus derechos civiles y constitucionales lo humillan, muestran que su modelo económico es inviable y exhiben la cara de Leviatán del Estado (policiaco).


4. La negación de China. El gobierno chino creyó en los reportes triunfalistas de los burócratas de su embajada, que todo iba viento en popa. Cuando los índices de disfuncionalidad de la troika se hicieron más evidentes, Beijing aceptó que había una alta probabilidad de que fracasara, inversiones de alrededor de 50 mil millones de dólares.


Para Beijing, la troika ya ha entrado de facto en default político-económico. Es una conclusión nada dramática ni sorprendente. Simplemente reconoce una verdad objetiva que en lo económico ya había sido evidenciada por múltiples instituciones financieras.


5. Las mayorías se van – el fin del Chavismo. Últimas encuestas nacionales. El 84% de la población considera la situación del país mala o muy mala; el 74% piensa que la gestión de Maduro es mala; el 72% no creen “nada” de las declaraciones del Presidente sobre la economía; el 70% no quiere que siga más allá del 2016; el 86% lo considera responsable de las colas; la presencia de los militares en el gobierno es considerado malo por un 70% y el 75% cree que la situación económica es ahora peor o mucho peor que hace un año.




Maduro es, hoy día, un general sin tropas. Pero, peor, sin espacios de maniobra: el 80% de los encuestados está en contra de una devaluación del bolívar; el 70% en contra del aumento de la gasolina; el 85% rechaza las expropiaciones como mecanismo para resolver la crisis y más del 90% considera indispensable un acuerdo entre el sector público y el privado para enfrentar la crisis. 








6. La Batalla decisiva. La troika comanda una fuerza fantasma. No tienen programa, ni cuerpo dirigente, ni narrativa o mística de guerra, ni tropas (apoyo popular/clase media), ni dinero. Es decir, carecen de los recursos básicos para vencer. Y, aunque en la guerra se cuentan los muertos después de la batalla, es obvio que el destino de la batalla está sellado.


Hasta aquí, texto origen Venezuela del asesor alemán. Para general conocimiento de quienes se creen de buena fe los cantos de sirena de jóvenes demagogos teóricos en busca de asegurarse su futuro plan de pensiones, que esperemos se quede en “efecto gaseosa”.






Publicado en PUERTA DE MADRID de Alcalá de Henares, nº 2366, pág. 17

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