miércoles, 8 de abril de 2015

Programación juvenil negativa | convirtiendo mentes inocentes en idiotas


En un mundo me de mentiras y fantasías, la programación que les damos a nuestros niños es el inicio de todo control, pues desde tierna edad el propósito de los controladores es manipularnos para que tomemos lo bueno por malo y lo malo por bueno, en una magistral manipulación de las inocentes mentes. Así tenemos magistrales obras como Fantasía, en un llamado a lo oculto, pasando por obras como la sirenita con el falo en su portada, para luego no parar de contar. Miles de obras con una aparente historia de amor y grandes personajes que se convierten en iconos para los mas pequeños, pero que en fondo tiene oscuros y profundos significados esotéricos, además de llevar e inducir al materialismo, por su puesto esto se expande a toda la industria del entretenimiento, pues incluso hasta los juegos son forjadores de una idea a ser implantada en el inconsciente colectivo, esto desde la mas tierna edad.

Mientras los poderosos ganan dinero y poder, las dos aristas de la manipulación, nuestros niños se convierten en meras máquinas de carbono, que compulsivamente se convierten en futuros esclavos de sus deseos, sin voluntad y sin criterio, compradores y consumidores de contenido y material que no solo les resta capacidad de reflexión, si no que además los deja en un estado perenne de vigilia, creyendo que están despiertos despiertos, cuando en realidad estan y estamos dormidos... demasiado diría yo.

Muchos padres ponen a sus hijos frente al televisor, como una forma de distraer a sus hijos, así como sus padres lo hicieron con ellos, sin saber el gran daño que les hacen a estos pequeños, pues una mente que ve pasivamente, no puede estar en estado activo. Prácticamente, estos programas piensan por nosotros, nos dan un contenido digerido, que no invita a la reflexión, si no a seguir reglas, a evadir preguntas y ya desde pequeños nos lleva a una zona de confort, mientras el mundo alrededor se derrumba por la miseria de nuestros propios congéneres. Una mente que no usa su entorno para construir y expresarse a través del imaginar, es una mente que no se le enseña a pescar, y una mente que solo se le enseña el pez y no como tomarlo esta propensa a primero, ser dependientes del sistema, y segundo a que una vez que el benefactor (o amo) deje de darle el pez, este sea condenado a morir,o a hacer una forzosa y fuerte adaptación por la supervivencia. 

Adicionalmente, si no enseñamos a nuestros hijos a pensar por si mismos, a imaginar, a sentir las cosas de la vida, llegaremos a un punto donde el mañana será una gran idiocracia, donde ya no existirán obras maestras, donde las personas ya no buscaran un mejor futuro, donde no existirá la genialidad ni la imaginación, porque todo ello parte amigo lector de las bases que tengamos como individuos desde la infancia, y me temo que como vamos como humanidad si no cambiamos el modelo ya no habrá humanidad, solo una gran granja de robots esclavos ignorantes de esta.

Es hora de que dejemos que los niños como antaño puedan imaginar, que puedan soñar, que puedan vivir, que valla afuera y compartan con otros niños, que dejen o minimicen los vídeo juegos, y las películas disney y compañía para dar paso a su propia creación, pues solo así serán individuos, sanos y estables física e intelectualmente.

De paso... no tendrán que lidiar con símbolos ni ideas contrarias a sus intereses.

En fin, Recuerden, que un individuo que desde pequeño se le enseña a cuestionar lo incorrecto, analizar, cooperar, a ver lo bueno y lo malo, a ser independiente y capaz es un individuo que nunca podrá ser controlado, pues decidirá por el mismo y con su corazón el camino que quiera tomar, no el que otros con oscuros intereses decidan por el. 

Eleyzam







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