miércoles, 29 de abril de 2015

Las Trampas del Ego (2da Parte)

Este escrito es un pequeño complemento a lo comentado en el artículo: Las Trampas del Ego
Recuerdo en una parte haberles hablado de que los verdaderos Maestros espirituales tienen poderes espirituales. Sin embargo, estos Maestros no buscan adquirir poderes, tan solo los obtienen por consecuencia natural de su elevado desarrollo espiritual. Desarrollo espiritual que solo logran acercándose a Dios, al Amor y a la consciencia de unidad.
Recuerdo también haberles contado que los verdaderos Maestros nunca utilizan sus poderes por diversión o por exhibicionismo. Todo aquel que se diga Maestro espiritual y haga algo de este estilo perderá sus poderes o bien, es un falso maestro. Recuerden siempre que al verdadero Maestro lo guía el Amor de Dios, mientras que al falso solo lo guía su ego y el hambre de este por ser saciado.
Recuerden siempre que el verdadero Maestro nunca les dirá que él es un Maestro. El verdadero Maestro simplemente será tal cual es, y tú lo descubrirás como tal.
Los verdaderos Maestros espirituales, como por ejemplo Jesús, solo usan y usaron sus poderes espirituales bajo estrictas condiciones y con la finalidad de producir una enseñanza trascendental en quienes presenciaban el acto. Por esta razón, el uso de poderes espirituales no son para usos banales y superfluos.
Para ilustrar esto, les contare una historia real de un Maestro y su discípulo.
Cierto día el Maestro y un grupo de discípulos salen de su ermita y van a la orilla del mar que quedaba cerca de ésta. De pronto! El Maestro llama por su nombre a uno de sus discípulos y le dice:
-¿Has dejado la puerta abierta de la ermita?
El discípulo confundido intenta recordar pero no sabe si dejo cerrado o no… entonces, el Maestro en un par de segundos hace un viaje mental hacia la ermita y visualiza que su puerta estaba abierta. Y le dice a su discípulo:
-Has dejado la puerta abierta… Ven, vamos a la ermita.
 
Poco antes de llegar a la ermita, a unos 40 metros antes de llegar, el Maestro le dice a su discípulo:
-Detengámonos y esperemos aquí, quiero que veas algo, en cualquier momento entrará alguien a la ermita, irá a tu dormitorio y sacará una de las coliflores que tienes debajo de tu cama y se la llevará. Luego saldrá de la ermita y se irá.
 
Solo unos segundos después, aparece alguien en aparente estado de ebriedad afuera de la ermita, se detiene y decide entrar. Pasado unos minutos, el hombre sale de la ermita con una de las coliflores que tenía el discípulo bajo su brazo y se la lleva. El discípulo asombrado por el hecho le dice a su Maestro:
-Maestro! Cómo supiste esto??
A lo que responde el Maestro:
-En unos cuantos años más la ciencia descubrirá algo similar a lo que yo hice con mi mente… Años más tarde el mundo fue sorprendido con el descubrimiento de la radio.
 
Bastante tiempo después, sucedió que al discípulo se le perdió un objeto dentro de la ermita. Entonces, conociendo los poderes mentales de su Maestro, va y le dice a éste que busque el objeto con su mente. Pero cuando le dice esto a su Maestro, éste se pone a reír y le dice, “Yo no soy ningún adivino, ¡vamos, busca, busca tu objeto!”.
 
El Maestro no iba a usar sus poderes para solucionar algo banal como la pérdida de un objeto en la ermita. Eso no tenía ningún sentido, ni ninguna utilidad desde su punto de vista. La solución simplemente era que su discípulo buscará el objeto hasta encontrarlo.
Son cosas como estas las que yo digo, un verdadero Maestro espiritual nunca utilizará sus poderes espirituales para diversión, ni para exhibicionismo… Hay historias de quienes han tenido capacidades especiales y las han perdido justamente por esto, porque pierden el norte y ya sus acciones no son utilizadas para fines elevados como enseñar o ayudar, tan solo son para alimentar su propio ego.
Cuidado con esa trampa del ego amigos!
Sin más que decir, hasta la próxima.
Compartido por Marcelo de tuespadamental.com

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